El 60% de los jefes daña la autoestima de sus empleados
Líder positivo. Eso es lo que requiere toda organización y no solamente un jefe que haga ostentación de su cargo. Sin embargo, la lamentable cifra con que comenzamos esta artículo corresponde a una estadística revelada por un estudio de la consultora americana DDI a líderes en Latinoamérica del año 2015, y siento que esto aún no ha cambiado mucho.
En mi carrera he convivido con gerentes autoritarios que comparten algunos rasgos como: actitud lejana y soberbia (siempre tienen la razón). Algunos no valoran los aportes de sus colaboradores, los nombran con adjetivos y no se comunican con ellos. Lamentablemente, los colaboradores, al necesitar su trabajo, muchas veces no pueden hacer nada y aceptan este trato.
Y no es que las personas quieran ser amigos de sus jefes, pero lo mínimo que esperan es una relación madura, de valoración y respeto.
Vientos de cambios
En la actualidad, como esperanza frente a esta realidad, estamos viviendo un cambio de paradigma en la sociedad actual. Las personas ya no aceptan malos tratos, desigualdades y aprovechamientos de las instituciones. Hoy están empujando con fuerza las transformaciones, incluso al interior de las empresas, donde se exige que cada líder ejerza un liderazgo positivo y no un autoritarismo.
Es cosa de ver la marcha de las mujeres de 8M, además de muchos otros movimientos que se han instalado porque las personas están cansadas de abusos que llevan décadas sin solución. Esto también está impactando al liderazgo empresarial, que viene empujado además por las nuevas generaciones, las que están exigiendo un trato diferente. (Hay muchos artículos al respecto sobre la retención y rotación de personas).
En los próximos 5 años los nuevos colaboradores de las generaciones Y y Z serán casi el 70% de la planilla. Ellos ya no aceptan abusos y exigen a sus jefes liderazgo, empoderamiento, mentoría, cercanía y confianza.
Las empresas que hoy mismo no identifiquen este proceso y no hagan algo urgente estarán en problemas ya que 5 años más puede ser tarde para reaccionar.
Impacto en las empresas
Si bien el modelo de “jefe” (a la antigua) ha funcionado hasta ahora, ya que su perfil es efectivo con las metas y el orden a través del mando, el entorno actual exige transitar hacia un modelo de líder positivo. Para ello es necesario efectuar una capacitación constante en habilidades blandas y muy especialmente en el aprendizaje de relaciones positivas, cómo dar feedback, escuchar activamente, conocer a su gente, trabajar en equipo, establecer conversaciones profundas y en definitiva aprender a construir confianzas.
Esto es la base para trabajar en un ambiente positivo, de alto compromiso y motivación permanente en el tiempo.
Es un proceso lento, ya que las personas deben cambiar incluso su manera de relacionarse con el mundo, pero se puede. Como ejemplo hay empresas que certifican de coach a sus jefaturas para saber gestionar y guiar a sus equipos de manera profesional.
Un líder puede cambiar la vida de su personal para bien, si es positivo, pero también para mal, y por lo tanto, afectar la vida de su empresa.
Para reflexionar
Yo me pregunto, recordando ese 60% de jefes que dañan la autoestima de su gente: ¿No deberían tenerlos entusiasmados y motivados de trabajar con ellos, si se supone que los van a ayudar a llegar a cumplir sus metas y objetivos?
Sabemos que en las empresas hay situaciones difíciles, pero un equipo comprometido y cercano las resuelve de mejor manera y más rápidamente.
Según Tal Ben Shahar, psicólogo de Hardvard: “El principal indicador del bienestar de las personas en la empresa, es su jefe directo”. Daniel Goleman, creador del concepto de Inteligencia Emocional, indica que el 70% del bienestar de las personas en la empresa depende del líder.
La paradoja es que un jefe tiene en sus manos más del 60% del bienestar de sus colaboradores, pero según el estudio citado al comienzo, ese 60% lo está utilizando para destruir autoestima, lo que conlleva a destruir valor organizacional.
Debemos empujar fuertemente a los responsables de la gestión de personas a transformar hoy mismo el modelo de jefatura de sus organizaciones. Se debe pasar de jefe a líder positivo, porque hay una gran pérdida de capital en las organizaciones sólo por la gestión vertical de sus jefaturas.
Reconocer a nuestra gente, agradecer su trabajo, preguntarles por su familia, conversar de sus sueños; en definitiva, no olvidar que son personas integrales con sus tristezas y alegrías y que también pueden tener un mal día. Es ahí donde se hace la diferencia.
Recordemos finalmente que las personas renuncian a los malos jefes no a las empresas…
Fuentes
El 60% de los jefes daña la autoestima de sus empleados.
Cambio en los modelos de liderazgo ante la aparición de los Millenials en las empresas