Al igual que en la vida diaria, las organizaciones deben evitar la cultura tóxica y la gente tóxica, porque influyen en el ambiente laboral y en el desarrollo y crecimiento de sus procesos. Por el contrario, si las empresas tienen la preocupación adecuada:
“… al final la misma cultura irá filtrando a las malas personas y en algún momento van a quedar obsoletas”
Cultura tóxica
“Parece que en nuestra empresa contratan a las personas por ser malas personas …”.
Este comentario lo escuché de primera fuente a una clienta hace un tiempo atrás. Esta “mala experiencia” fue uno de mis detonantes para ingresar al mundo de la Felicidad Organizacional, porque me resistía a pensar que eso no tuviera una solución.
El problema es que la cultura organizacional se ve en los ritos, las acciones e interacciones entre las personas al interior de la organización y con las personas al exterior. Y puede distar mucho de lo que está declarado en cuadros de las oficinas de Gerencia, donde se ven bien, pero con las acciones diarias no resultan coherentes ni creíbles. Es decir, en las declaraciones y en las palabras puede haber un discurso muy bonito, pero en realidad subyace una cultura tóxica.
Lo importante es que acciones coherentes con las palabras deben permear hacia toda la organización y sus prácticas llegar a todos los colaboradores y a sus stakeholders incluidos.
Responsabilidad de los líderes
En esto los líderes tienen una gran responsabilidad. Son ellos los que pueden construir o destruir la cultura en su interacción con las personas ya que definen los lineamientos de conductas y relaciones.
Un ejemplo de cultura tóxica: “En esta empresa los jefes andan a gritos con las personas y les da igual …”. Es otro comentario de primera fuente y aunque parezca lejano, es muy frecuente en nuestro país.
¿Pero cómo pedirles que regulen, si ellos no se regulan?
En Chile opera la cultura de la desconfianza y el patrón de fundo sigue funcionando. Podemos capacitar a los líderes en gestión emocional, pero eso no asegura que serán buenas personas. Entendemos que las empresas deben dar resultados pero eso no debe ser por sobre, ni a pesar, de las personas.
Gente que influye en la cultura tóxica
Hay gente muy tóxica en las empresas, que se capacita con coaching, talleres y se le da muchas oportunidades, pero que no cambia y persiste con sus prácticas de negatividad, “pelambres”, mal trato y mala voluntad.
Estas personas definitivamente “contribuyen” a generar una cultura tóxica al interior de las organizaciones.
Aquí las empresas deben tener claro su foco y deben mirar más allá del eventual aporte que dichas personas puedan hacer en el cumplimiento de las metas y logros económicos. Las empresas deben considerar que el impacto negativo de dichas personas puede llegar a destruir su capital organizacional.
Lo anterior es particularmente importante cuando se trata de líderes. Como dijo Jack Welch en su último discurso en General Electric: “hay 4 tipos de líderes…
1.- El que tiene los valores y cumple con los números; PROMUÉVELO.
2.- El que no tiene los valores y no logra los números; “DISPÁRALE”.
3.- El que tiene los valores y no ha logrado los números; DALE OTRA OPORTUNIDAD.
4.- Pero este es el que tienes que preocuparte todos los días que vienes a trabajar. Este es el “Hijo de…” que no tiene los valores y sí logra los números. Esa es la persona que NO PUEDES TENER en este cuarto ni en esta organización… https://www.youtube.com/watch?v=cpMc1TtaiDk.
Vemos que claramente este es el líder que ayuda a las metas de la empresa, pero que destruye de gran manera la cultura, el valor organizacional y afectará el desempeño a largo plazo. Para esto eso sí hay que tener mucha valentía y liderazgo desde la cúpula para sacarlo, a lo Jack Welch.
Lo que deben hacer las organizaciones
Un estudio de Harvard dice que las malas personas nunca llegan a ser excelentes ejecutivos. Ver el siguiente enlace con el detalle de esta nota:
https://www.clarin.com/buena-vida/psico/mala-persona-llega-buen-profesional_0_VyE9GOyx-.html
Esto nos da la pauta sobre el trabajo que deben hacer en las áreas de Recursos Humanos, para evitar la gente tóxica y la cultura tóxica, desde la etapa de reclutamiento de sus colaboradores. Como dice el dicho: “lo que reclutamiento no hace, capacitación no lo arregla”.
La cultura debe organizar sus recursos para el logro organizacional, pero no a pesar de las personas, del clima y de las interacciones. De hecho, debe buscar el bienestar de las personas y ser el reflejo de un trabajo serio, para que este bienestar permee a toda la organización de manera efectiva y que hable por sí sola. No debe permitir que la cultura hable por un grupo de personas tóxicas que no han entendido que su manera de actuar destruye la organización a la que pertenecen.
¿Entonces, qué hacer? Desde hace mucho tiempo se sabe que los ejecutivos con mayor impacto y transformadores tienen un alto desarrollo de sus habilidades blandas y son buenas personas (Liderazgo nivel 5 Jim Collins entre otros).
Recuerda: lo técnico viene con el candidato y es lo más fácil de capacitar. Entonces gana tiempo, contrata y premia a las buenas personas y a las buenas prácticas y tu cultura será terreno fértil para acoger, contener y motivar a tus colaboradores, además de construir una empresa sustentable y sostenible en el tiempo.
El mundo está migrando a espacios y relaciones de bienestar y felicidad donde al final la misma cultura irá filtrando a las malas personas y en algún momento éstas van a quedar obsoletas. Espero sea muy pronto.
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